El té es una bebida que se ha consumido durante siglos en todo el mundo. Sin embargo, en Turquía, el té es más que una bebida, es una parte integral de la cultura y la vida cotidiana.
La historia del té turco se remonta al siglo XVII, cuando los otomanos comenzaron a cultivar té en la región del Mar Negro. El té era muy popular entre la aristocracia otomana y se servía en tazas pequeñas llamadas "fincano bardak ". En aquel entonces, el té se servía con diferentes especias, como canela, jengibre y clavo.
Sin embargo, la bebida no se popularizó entre la población general hasta el siglo XIX. En 1820, el sultán Mahmud II prohibió el consumo de café, lo que llevó a la población a buscar alternativas. El té se convirtió rápidamente en la bebida preferida y se comenzó a cultivar en diferentes regiones del país.
Con el tiempo, el té se convirtió en una parte fundamental de la vida social y cultural de Turquía. En la actualidad, se consume en todas partes, desde los hogares hasta las oficinas y los cafés. La forma en que se sirve el té también es un reflejo de la hospitalidad turca: los anfitriones ofrecen té a sus invitados como muestra de respeto y amistad.
El proceso de preparación del té turco es una ceremonia en sí misma. Se utiliza una tetera especial llamada "çaydanlık", que tiene dos compartimentos. En la parte inferior se coloca agua y en la superior, hojas de té. Se coloca la tetera en un fuego lento y se espera a que el agua comience a hervir. Una vez que hierva, se retira del fuego y se añade agua fría al compartimento inferior para diluir el té. El té se sirve caliente en pequeñas tazas llamadas "fincan o bardak ".
En resumen, el té turco tiene una rica historia que se remonta a siglos atrás. Su popularidad se debe a su delicioso sabor y su importancia cultural en Turquía. La forma en que se sirve y se prepara el té turco es un reflejo de la hospitalidad turca y la amistad entre personas.